Esto fue hecho hace 3 meses. No esperen mucho, aun no perfeccionaba mi forma de escribir.
Esperando que mis escritos lleguen a un mas amplio grupo de lectores, me decidi a incursionar en el ambito de bloggear. Espero que disfruten el siguiente relato corto, espero sus criticas acerca del mismo. Se aceptan buenas y malas criticas, estas ultimas si se puede, que sean constructivas.
Esperando que mis escritos lleguen a un mas amplio grupo de lectores, me decidi a incursionar en el ambito de bloggear. Espero que disfruten el siguiente relato corto, espero sus criticas acerca del mismo. Se aceptan buenas y malas criticas, estas ultimas si se puede, que sean constructivas.
La gripe
Rodrigo Navarro estaba anudando la cuerda, ya había escrito la carta, ya había regalado sus cosas, ya se había despedido e incluso ya le había puesto croquetas al perro.
Su coordinación era implacable, pasaba la cuerda por debajo, luego por arriba, de nuevo por abajo, luego fue interrumpido por un estornudo, solo paso la cuerda por un lado y listo, estaba bien asegurada en el techo.
Ahora lo único que faltaba era pensar por última vez, pensar por que estaba haciendo esto, porque era tan infeliz. El sabía la respuesta desde hace mucho, era la gripe.
Rodrigo fue diagnosticado con una la gripe desde su nacimiento, los doctores pensaron que iba ser algo pasajero pero no fue así, pasó el primer mes, el segundo, el tercero y no, seguía con el moco colgando la pobre criatura.
Durante ese tiempo intentaron todo, inyecciones, medicinas, curanderos, plegarias la virgen de Guadalupe hecha en Taiwán e incluso con aceite de las siete deidades africanas importado de asía, y tampoco funciono.
Al final decidieron darse por vencidos, sus padres tomaron la enfermedad como una maldición, los doctores como un gen mutante, y Rodrigo como una tortura.
El joven Rodrigo paso su niñez escolar siendo interrumpido por los constantes estornudos y absorciones de mocos hasta que un día, su madre le dio tremenda regañiza por estárselos absorbiendo que nunca volvió a hacerlo, en vez de eso, se los sonaba con una fuerza descomunal que hasta parecía que se le salía el cerebro.
Un día, en su escuela primaria, sufrió una de las más grandes vergüenzas de su corta vida. Mientras decía el juramento a la bandera durante una asamblea, estornudo con una fuerza exorbitante. Tajos enteros de mocos salieron volando hacia el público golpeándolos directamente en la cara. El no sabia que hacer, estaba en medio del juramento, y con un moco colgante que le llegaba hasta la barbilla. Decidió seguir, hasta terminarlo y cuando lo hizo, antes de irse, su inocencia de niño le dicto limpiarse con la bandera.
Recibió un regaño por parte del director que era muy patriota, mas no fue expulsado por mano negra que metió el padre en la cartera del director.
Pasaron lo años, el ansiaba ya por salirse de su primaria, dejar de vivir la vergüenza que lo mantuvo sin contacto femenino por 3 años, dejar atrás esos momento terrible y pasar a lo nuevo. Y por fin, llego ese día, la graduación que hubiera sido perfecta si no hubiera estornudado y manchado su traje.
Llego a la secundaria, con grandes esperanza de volver a empezar, con un nuevo look mas actual y con un rollo de papel en la mochila para esos mocasios.
El primer día empezó normal, sin mayores tropiezos. Descubriendo que buen aliado era ese rollo de papel de baño que llevaba en su mochila para quitarse esos invasores verdes.
El segundo se empezó a fijar en tal chica llamada Fernanda, la cual veía a lo ojos siempre que podía y también conoció a Paola, una chava que tenia un trastornó parecido al de Rodrigo, solo que en vez de estornudos era una tos digna de un enfermo de tuberculosis.
El tercero empezó a juntarse con su grupo de amigos y a hablar con Fernanda tratando de conquistarla.
Los días transcurrieron y Rodrigo se seguía haciendo popular a pesar de gripe. Tras una corta lucha por el corazón, Fernanda sucumbió ante los detalles de Rodrigo, así empezó su relación, un día de Octubre, un día frío, pero Rodrigo estaba bien protegido a causa de la medicina que había tomado antes de irse hacia la secundaria.
Esa medicina habría de tomarla durante mucho tiempo, pues era muy efectiva, lo suficiente como para quitarle los síntomas por 12 horas. 12 horas que el apreciaba para hacer muchas cosas. Con eso, el pudo olvidarse del papel de baño y de andarse sonando la nariz.
Paola, que se había hecho buena amiga de Rodrigo, también había encontrado una medicina para su tos, así que las clases se hicieron mas calladas porque ya no había quien tosiera o estornudara.
Rodrigo era feliz, muy feliz, era lo que siempre había deseado, tener una vida normal, sin ningún estornudo ni moco, solo su nariz limpia y sana. Era feliz hasta ese día, ese día de Junio cuando quitaron del mercado esos medicamentos a causa de que podían ser usados para crear drogas. Y ese día fue cuando se le olvido el rollo de papel de baño.
Fue una desgracia, Rodrigo allá en la secundaria, sin ningún aliado para esa gripe infernal, estaba solo, como un soldado sin fusil en la trinchera.
Se pasó las clases estornudando, sin darles piedad a los maestros ni a los oídos de sus compañeros, y al final, cuando termino la dura batalla, había quedado con todos los mocos en el banco y en su nariz.
Al salir, se encontró con Fernanda, que últimamente se había estado alejando de Rodrigo no por la gripa sino por aburrimiento. Cuando Rodrigo se acercaba a darle el beso de despedida, salio un estornudo sin previo aviso, llenando la cara de Fernanda con fluido verde. Tal fue el enojo de ella, que inmediatamente soltó una cachetada.
─ Se acabo Rodrigo, no quiero volverte a ver.- dijo Fernanda enojada y se fue antes de que Rodrigo tuviera siquiera tiempo para responder.
Rodrigo llego a su casa con un dolor enorme en el corazón, estaba triste, el quería mucho a Fernanda, así que estaba dispuesto a ganarla de nuevo.
Rodrigo empezó a tratar de reconquistarla, pero Fernanda, que se había vuelto una chica muy fresa lo ignoraba, al final de la semana, Rodrigo no había avanzado nada en el corazón de Fernanda.
Se acabo por desesperar, estaba en lo mas sumido de la depresión, solo podía vivir en el pasado, recordando los buenos tiempos.
Sus amigos se habían alejado de el por su moquienta actitud, siempre se le olvidaba en rollo de papel por no haberlo necesitado durante mucho tiempo, así que quedo solo, abandonado, desamparado.
Un día, después de servirle croquetas a su perro, se despidió de el, escribió una carta marcando porque hacia lo que hacia además de marcar a donde iba a ir sus pertenencias, agarro una cuerda y empezó a anudarla.
Después de terminar, se sentó a pensar, pensar por que lo hacia, pero lo único que sabia es que era por la gripe.
Se puso en posición, se subió a la silla, metió el cuello en la cuerda y empezó a contar hasta diez.
─ ¡Tu que te suicidas y yo te revivo solo para volverte a matar por la idiotez que hiciste!-
Era Paola, la amiga olvidada de Rodrigo.
─ Paola-. Dijo Rodrigo con actitud medio emo ─ ya no puedo vivir así, estoy cansado de estornu…- y Rodrigo soltó un estornudo.
─ Si puedes vivir, si yo puedo, tú también.-
─ ¿Tu porque vives Paola?-
Paola quedo en silencio por un momento para luego decir.
─ Por ti, Rodrigo Navarro-
Rodrigo cambio súbitamente de actitud en ese momento, bajo de la silla, y con toda seriedad pero con una sonrisa en la boca dijo.
─ ¿Y que vas a hacer el sábado?-
Ella empezó a toser mientras su blanca piel se volvía roja.
Rodrigo Navarro estaba anudando la cuerda, ya había escrito la carta, ya había regalado sus cosas, ya se había despedido e incluso ya le había puesto croquetas al perro.
Su coordinación era implacable, pasaba la cuerda por debajo, luego por arriba, de nuevo por abajo, luego fue interrumpido por un estornudo, solo paso la cuerda por un lado y listo, estaba bien asegurada en el techo.
Ahora lo único que faltaba era pensar por última vez, pensar por que estaba haciendo esto, porque era tan infeliz. El sabía la respuesta desde hace mucho, era la gripe.
Rodrigo fue diagnosticado con una la gripe desde su nacimiento, los doctores pensaron que iba ser algo pasajero pero no fue así, pasó el primer mes, el segundo, el tercero y no, seguía con el moco colgando la pobre criatura.
Durante ese tiempo intentaron todo, inyecciones, medicinas, curanderos, plegarias la virgen de Guadalupe hecha en Taiwán e incluso con aceite de las siete deidades africanas importado de asía, y tampoco funciono.
Al final decidieron darse por vencidos, sus padres tomaron la enfermedad como una maldición, los doctores como un gen mutante, y Rodrigo como una tortura.
El joven Rodrigo paso su niñez escolar siendo interrumpido por los constantes estornudos y absorciones de mocos hasta que un día, su madre le dio tremenda regañiza por estárselos absorbiendo que nunca volvió a hacerlo, en vez de eso, se los sonaba con una fuerza descomunal que hasta parecía que se le salía el cerebro.
Un día, en su escuela primaria, sufrió una de las más grandes vergüenzas de su corta vida. Mientras decía el juramento a la bandera durante una asamblea, estornudo con una fuerza exorbitante. Tajos enteros de mocos salieron volando hacia el público golpeándolos directamente en la cara. El no sabia que hacer, estaba en medio del juramento, y con un moco colgante que le llegaba hasta la barbilla. Decidió seguir, hasta terminarlo y cuando lo hizo, antes de irse, su inocencia de niño le dicto limpiarse con la bandera.
Recibió un regaño por parte del director que era muy patriota, mas no fue expulsado por mano negra que metió el padre en la cartera del director.
Pasaron lo años, el ansiaba ya por salirse de su primaria, dejar de vivir la vergüenza que lo mantuvo sin contacto femenino por 3 años, dejar atrás esos momento terrible y pasar a lo nuevo. Y por fin, llego ese día, la graduación que hubiera sido perfecta si no hubiera estornudado y manchado su traje.
Llego a la secundaria, con grandes esperanza de volver a empezar, con un nuevo look mas actual y con un rollo de papel en la mochila para esos mocasios.
El primer día empezó normal, sin mayores tropiezos. Descubriendo que buen aliado era ese rollo de papel de baño que llevaba en su mochila para quitarse esos invasores verdes.
El segundo se empezó a fijar en tal chica llamada Fernanda, la cual veía a lo ojos siempre que podía y también conoció a Paola, una chava que tenia un trastornó parecido al de Rodrigo, solo que en vez de estornudos era una tos digna de un enfermo de tuberculosis.
El tercero empezó a juntarse con su grupo de amigos y a hablar con Fernanda tratando de conquistarla.
Los días transcurrieron y Rodrigo se seguía haciendo popular a pesar de gripe. Tras una corta lucha por el corazón, Fernanda sucumbió ante los detalles de Rodrigo, así empezó su relación, un día de Octubre, un día frío, pero Rodrigo estaba bien protegido a causa de la medicina que había tomado antes de irse hacia la secundaria.
Esa medicina habría de tomarla durante mucho tiempo, pues era muy efectiva, lo suficiente como para quitarle los síntomas por 12 horas. 12 horas que el apreciaba para hacer muchas cosas. Con eso, el pudo olvidarse del papel de baño y de andarse sonando la nariz.
Paola, que se había hecho buena amiga de Rodrigo, también había encontrado una medicina para su tos, así que las clases se hicieron mas calladas porque ya no había quien tosiera o estornudara.
Rodrigo era feliz, muy feliz, era lo que siempre había deseado, tener una vida normal, sin ningún estornudo ni moco, solo su nariz limpia y sana. Era feliz hasta ese día, ese día de Junio cuando quitaron del mercado esos medicamentos a causa de que podían ser usados para crear drogas. Y ese día fue cuando se le olvido el rollo de papel de baño.
Fue una desgracia, Rodrigo allá en la secundaria, sin ningún aliado para esa gripe infernal, estaba solo, como un soldado sin fusil en la trinchera.
Se pasó las clases estornudando, sin darles piedad a los maestros ni a los oídos de sus compañeros, y al final, cuando termino la dura batalla, había quedado con todos los mocos en el banco y en su nariz.
Al salir, se encontró con Fernanda, que últimamente se había estado alejando de Rodrigo no por la gripa sino por aburrimiento. Cuando Rodrigo se acercaba a darle el beso de despedida, salio un estornudo sin previo aviso, llenando la cara de Fernanda con fluido verde. Tal fue el enojo de ella, que inmediatamente soltó una cachetada.
─ Se acabo Rodrigo, no quiero volverte a ver.- dijo Fernanda enojada y se fue antes de que Rodrigo tuviera siquiera tiempo para responder.
Rodrigo llego a su casa con un dolor enorme en el corazón, estaba triste, el quería mucho a Fernanda, así que estaba dispuesto a ganarla de nuevo.
Rodrigo empezó a tratar de reconquistarla, pero Fernanda, que se había vuelto una chica muy fresa lo ignoraba, al final de la semana, Rodrigo no había avanzado nada en el corazón de Fernanda.
Se acabo por desesperar, estaba en lo mas sumido de la depresión, solo podía vivir en el pasado, recordando los buenos tiempos.
Sus amigos se habían alejado de el por su moquienta actitud, siempre se le olvidaba en rollo de papel por no haberlo necesitado durante mucho tiempo, así que quedo solo, abandonado, desamparado.
Un día, después de servirle croquetas a su perro, se despidió de el, escribió una carta marcando porque hacia lo que hacia además de marcar a donde iba a ir sus pertenencias, agarro una cuerda y empezó a anudarla.
Después de terminar, se sentó a pensar, pensar por que lo hacia, pero lo único que sabia es que era por la gripe.
Se puso en posición, se subió a la silla, metió el cuello en la cuerda y empezó a contar hasta diez.
─ ¡Tu que te suicidas y yo te revivo solo para volverte a matar por la idiotez que hiciste!-
Era Paola, la amiga olvidada de Rodrigo.
─ Paola-. Dijo Rodrigo con actitud medio emo ─ ya no puedo vivir así, estoy cansado de estornu…- y Rodrigo soltó un estornudo.
─ Si puedes vivir, si yo puedo, tú también.-
─ ¿Tu porque vives Paola?-
Paola quedo en silencio por un momento para luego decir.
─ Por ti, Rodrigo Navarro-
Rodrigo cambio súbitamente de actitud en ese momento, bajo de la silla, y con toda seriedad pero con una sonrisa en la boca dijo.
─ ¿Y que vas a hacer el sábado?-
Ella empezó a toser mientras su blanca piel se volvía roja.
Álvaro Domínguez.